Carme 55 años

Arreglos de ropa

Heredó una portería en el Paseo de Grácia y, además de estar pendiente de quién entraba y salía de la escalera, pasaba horas cosiendo (haciendo dobladillos, ropa para sus hijos, alargado o acortando pantalones y faldas, cambiando cremalleras, etc.).

Con la llegada de los porteros automáticos, la comunidad de vecinos decidió prescindir del servicio de portería. Las porterías ya no tienen futuro; ¿A qué se podía dedicar a partir de ahora?

Cada día hay menos personas que saben acortar los vestidos, coser cremalleras, hacer dobladillos a los pantalones y cualquier tipo de arreglo. Decidió abrir una tienda con una máquina de coser y ahora se dedica a ajustar y arreglar la ropa de mucha de la gente del barrio.

Carme